Durante mi etapa de estudiante de pedagogía con mención y estando en el cuarto año de la carrera, recibimos -junto a algunos compañeros- un correo con una breve invitación. Al alero del Profesor Nelson comenzamos a sumergirnos en el mundo de la investigación científica con el objetivo de formar parte del laboratorio de comunicación animal e intentar publicar algún paper.

A tono personal, aprendí mucho más que solo biología. Las salidas a terreno y las interminables correcciones a los escritos fueron determinantes para forjar una visión distinta a la que traía sobre el “cómo hacer las cosas”. Creo que hasta el día de hoy aún empleo ese distintivo sello que con esfuerzo el laboratorio marcó.

Actualmente me desempeño con mucho entusiasmo como docente en Romeral. Recordando al laboratorio como un gran grupo de enormes personas y un rincón en donde se quiere vislumbrar una pequeña parte de la verdad.